martes, 29 de marzo de 2011

Creí que te habías muerto, corazón mío...

Edward Alfred Cucuel
Creí que te habías muerto, corazón mío,
en Junio.
Creí que, definitivamente, te habías muerto:
sí, lo creí.
Que, después de haber esparcido el revoloteo púrpura
de tu desesperación, como una alondra caíste en el
alféizar; que te extinguiste como el fulgor atemorizado
de un espectro; que como una cuerda tensa te rompiste,
con un chasquido seco y terminante.
Creí que, acorralado por tus desvaríos, traicionado por
los todavías, alcanzado por las evidencias, exhausto,
abatido, habías sido derribado al fin.
Y contigo, se desvanecieron los engarces entre
sentimientos, imágenes, suposiciones y pruebas.
Se me fueron abriendo las costuras de la memoria:

ya me estaba acostumbrando a vivir sin ti.
Pero tus fragmentos estallados se han ido
buscando, encontrando, cohesionándose como gotas de
mercurio, sin cicatriz ni señal.
Y ahí estás, otra vez inocente, sin acusar enmienda ni
escarmiento, guiando, dirigiendo, adentrando en ti el
peligro, como si fueras invulnerable o sabio, como si,
recién nacido apenas, ya fueras capaz de distinguir,

en el mellado filo del clavel,
la espada
.




"Creí que te habías muerto, corazón mío..."
Ana Rossetti

domingo, 27 de marzo de 2011

Despecho


"Joven con sombrilla"
Edward Alfred Cucuel

¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo),
es por la fatiga de la loca risa
que en todos mis nervios su sopor desliza.

¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma,
pues como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reírme tanto...
"Despecho"
Juana de Ibarbourou

miércoles, 23 de marzo de 2011

Evocación

Edmund Charles Tarbell
En dónde estarás ahora, dulce amigo,
qué luz desatará de ti mi sombra,
qué boca lapidará lo que antes fuimos,
qué piel me exilará
de tu memoria.
En dónde estarás ahora, mientras bebe
su postrer arrebol un viejo cuervo
y cae la plomada del silencio
señalando al rencor
su dura lágrima.
En dónde ya sin mí, sin nuestro tiempo,
nuestro pacto de amor tras la batalla,
en dónde y hacia dónde tu deseo
y su terco llamear
en cada encuentro.
En dónde la respuesta mientras sumo
otra piel, otro vino y la certeza
de no poder ser ya por haber sido.
¡Terca es la pena
y es vano el simulacro!

"Evocación"
Flor Alba Uribe

domingo, 20 de marzo de 2011

Un día...

James Jacques Tissot
Andas por esos mundos como yo; no me digas
que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
no nos conoceremos, disfrazados y torpes
por los caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre,
¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?
"Un día"
Alfonsina Storni



sábado, 19 de marzo de 2011

Nos sabíamos convidados a la fiesta...

"Baile en la ciudad"
Pierre Auguste Renoir
 (1882)


Nos sabíamos convidados a la fiesta
de la dicha perfecta.
La fiesta es legado de los dioses
para los seres puros.

Lo sabíamos
desde el prodigio inicial de las miradas,
desde el asombro de todas las palabras,
desde la mañana anterior a los recuerdos
y su parvo acontecer de la nostalgia,
desde el prestigio inviolable de los sueños
y su densa espiral de irrealidades.

El alma virginal
tallada en cristal vivo,
el cuerpo ennoblecido de erótico linaje
llegamos a la fiesta de la dicha perfecta,
pero nos fue vedada,
no se admitían máscaras.


"Máscaras"
Flor Alba Uribe

Qué ángel te librará de la tristeza...

"Angel que está en el sol" (1846)
Joseph M. William Turner
Qué ángel te librará de la tristeza
y te despertará un precioso día
sin memoria de lo que te afligía
y te dirá al oído: "Escucha y cesa

tus llantos. En mis brazos no te pesa
la lentitud del tiempo ni la impía
delación de los hombres. Eres mía,
ya no eres de este vano mundo presa.

Asómate a esta fúlgida ventana
por tu dicha adornada. Ya el dolor
se marchitó como una larga flor

cuya sabiduría al fin te sana
al disolverse porque se convierte
en polvo, en ilusión, en otra suerte".

"Qué ángel te librará de la tristeza"
Silvina ocampo

sábado, 12 de marzo de 2011

Inspirada

"Dama escribiendo en su estudio"
Giovanni Boldini
No sé de donde regresó el anhelo
de volver a cantar como en el tiempo
en que tenía entre mi puño el cielo
y con una perla azul el pensamiento.

De una enlutada nube, la centella,
súbito pez, hendió la noche cálida
y en mí se abrió de nuevo la crisálida
del verso alado y su bruñida estrella.

Ahora ya es el hino centelleante
que alza hasta Dios la ofrenda poderosa
de su bruñida lanza de diamante.

Unidad de la luz sobre la rosa
y otra vez la conquista alucinante
de la eterna poesía victoriosa
.

"Reconquista"
Juana de Ibarbourou

viernes, 11 de marzo de 2011

La clase de danza

"La clase de danza" (1875)
Edgar Degas
Quizá sea ésta la escena de ballet más popular de Degas. En ella recoge uno de los salones del Teatro de la Ópera de París, donde dirige la clase el gran Jules Perrot quien a sus 64 años era uno de los maestros más prestigiosos. A su alrededor gira la escena que contemplamos, formando las bailarinas un círculo imperfecto para escuchar los consejos y observaciones del ya legendario bailarín. En primer plano se sitúa una joven de espaldas y otra subida en el piano, rascándose la espalda. Las demás muchachas se recortan sobre la pared verde y el gran espejo enclavado en el vano de una puerta. Al fondo se sitúan las butacas reservadas para las madres que vigilaban la actuación individual de sus hijas, aunque aquí no se recoja ningún ensayo concreto. El gran protagonista del lienzo no es el anciano profesor sino el magnífico efecto de profundidad, obtenido a través de las líneas diagonales del suelo, la disposición de las bailarinas en el espacio y la esquina del fondo de la sala. La sensación de movimiento es otra de las atracciones del maestro, que coloca a sus personajes siempre en diferentes posturas. Por supuesto, no debemos olvidar el interés por la luz, en este caso un potente foco de luz procedente de las ventanas de la derecha que inunda la sala, resbala por los vestidos de las bailarinas y resalta los verdes, rojos y amarillos de cintas y lazos. Precisamente es la luz la que crea una sensación atmosférica especial, diluyendo los contornos de las figuras y otorgando aire al espacio. La mayoría de las escenas de danza de Degas muestra el esfuerzo y el intenso trabajo de las muchachas por poner una obra en escena. Se convierte de esta manera en el pintor de lo que hay al otro lado del telón, del maravilloso mundo del aprendizaje, más que del esplendor del espectáculo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Y te quiero...

"Muchacha cortando flores"
Edmund Charles Tarbell

Te espero
en la última hora de la tarde
con el deseo de dejarte
destrenzar mis cabellos en el aire.
Y te quiero
con mi último amor entretejido
en la sombra del sauce.
Esta es la hora azul
de mi ventana,
y aquella es la campana
de mis tardes.

Todavía
puedo cantar tu lejanía
con la misma ansiedad
de aquellos días disueltos en la infancia.
Todos mis días fueron
como murciélagos
ciegos;
fueron como voces
gritadas en el agua;
lo mismo que canciones
no escuchadas.
Pero ahora,
lejos de tu mirada,
comprendo tanta luz que me cegaba.
Y en esta hora azul,
la de mi llama renovada,
puedo decirte que te espero
con aquella canción interminada
.

"Te espero"
Orietta Lozano

Amando, se poseen todas las primaveras.

 Edward Alfred Cucuel

El amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.


"Frag. de Amor"
Juana de Ibarbourou

domingo, 6 de marzo de 2011

Exégesis

Edmund Charles Tarbell
¡Pobres lágrimas mías las que glisan
a la esponja sombría del Misterio,
sin que abra en flor como una copa cárdena
tu dolorosa boca de sediento!

¡Pobre mi corazón que se desangra
como clepsidra trágica en silencio,
sin el milagro de inefables bálsamos
en las vendas tremantes de tus dedos!

¡Pobre mi alma tuya, acurrucada
en el pórtico en ruinas del recuerdo,
esperando de espaldas a la Vida
que acaso un día retroceda el Tiempo...!
"Exégesis"
Delmira Agustini

sábado, 5 de marzo de 2011

Esperandote


"Desayuno"
Edward Alfred Cucuel
Resulta que la historia estaba escrita
cuando yo quise hacerla a mi manera.
Cuando yo no quería que volviera
resulta que la historia resucita.

Resulta que en el tiempo de la cita
tendrán que hacer un banco de madera.
Al corazón le viene bien la espera,
quién sabe si además la necesita.

Azafatas de vuelo alicortado
van del café a las piñas tropicales
por aires ciudadanos y ruidosos.

Arriba el tiempo nuevo ha presentado
sus fluorescentes luces credenciales
y enrolla pergaminos luminosos.
"Soneto para esperarte en una cafetería"
Manuel Alcántara

viernes, 4 de marzo de 2011

A orillas de las aguas...


"Tarde de verano en Skagen" (1899)
Peter Severin Kroyer

A orillas de las aguas recogidas
en la luz regular del suelo unidas
como si juntas siempre caminaran,
solas, parecería que se amaran,
en la sal de la espuma con estrellas,
sobre la arena bajo el sol las huellas
de nuestros pies desnudos
tan lejanos, y mudos.
Dejando una promesa dibujada
nuestra voz entretanto ensimismada
se divide en el aire y atraviesa
la azul crueldad de la naturaleza
mientras solos cruzamos
la playa y nos hablamos.

"Las huellas"
Silvina Ocampo

jueves, 3 de marzo de 2011

Bajo mi cuerpo

"Mujer descansando junto al lago"
Edward Alfred Cucuel

Siento un acre placer en tenderme en la tierra,
bajo el sol matutino tibia como una cama.
Bajo mi cuerpo, ¡cuánta vida mi vientre encierra!
¡Quién sabe qué diamante esconde aquí su llama!

¡Quién sabe qué tesoro, dentro de una mirada,
surgirá de este mismo lugar donde reposo,
si será el oro vivo de una era sembrada,
o la viva esmeralda de algún árbol  frondoso!

 "Frag. de Panteísmo"
Juana de Ibarbourou

miércoles, 2 de marzo de 2011

Alma desnuda

Edmund Charles Tarbell
Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
que puede ser un lirio, una violeta,
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta.



"Frag. de Alma desnuda"
Alfonsina Storni

martes, 1 de marzo de 2011

Degas, los crisantemos y la desconocida

"Mujer con crisantemos" (1865)
 Edgar Hilaire Degas
       Existen dudas sobre si Degas realizó en primer lugar el florero y después añadió a la mujer o por el contrario, mostró una escena que el artista contempló en la casa de un amigo. La figura de la mujer aparece en una esquina de la composición, rompiendo con la asimetría tradicional de estas imágenes, considerándose por consiguiente un añadido posterior. Sin embargo, el pintor pudo representar una delicada visión de un precioso jarrón de flores con la mujer que lo ha realizado, formando parte de la misma composición desde el primer momento.  Lo más llamativo de la obra es el colorido de las flores, jugando con los contrastes de tonos oscuros y claros. La iluminación empleada acentúa aun más esos coloridos vivos, diferenciándose claramente de los que le rodean: sienas, negros o verdes. La agobiante pared del fondo nos trae el jarrón a primer plano, situándose la mesa a la altura del espectador para integrarlo en la escena. Incluso la jarra y el paño sobre la mesa otorgan mayor realismo al conjunto. La mirada de la dama, perdida, ausente, muestra la facilidad del joven pintor para los retratos. Sobre la identidad de esta mujer también existen dudas, sea quien sea, se pone de manifieto el talento de Degas para interpretar sus bellos ojos y su gesto, resultando una excelente obra.